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Por: Isaac David Cerna Garabita 27/06/21

El sargazo es una macroalga de color marrón del género Sargassum que se puede encontrar flotando en la superficie marina y se arrastra por la marea hasta la costa, generalmente formado en el océano Atlántico y que termina en las costas o playas del mar Caribe.

Está compuesto principalmente de dos especies: S.natans y S.fluitans y al ser especies clonales se reproducen aceleradamente. El sargazo sirve, además, como hábitat para varias especies marinas, como peces, cangrejos, camarones y tortugas, pero también disminuye el pH o potencial de hidrógeno del agua, haciéndola más ácida, por lo que cuando las persona entran al mar con presencia de sargazo pueden sufrir irritación en piel y ojos y no sólo eso, sino que también puede causar la muerte de otras especies marinas.

Una de las causas de este fenómeno ha sido planteada por la CONABIO, al explicar que se origina por el desprendimiento de agregaciones de esta especie en el «Mar de los Sargazos», que es una región del océano Atlántico septentrional y se encuentra ubicado en el océano Atlántico y el Triángulo de las Bermudas, entre Puerto Rico, Miami y las islas Bermudas. Además, de un nuevo origen: el norte del ecuador terrestre, donde el sargazo se acumula frente a la costa de Brasil para adentrarse en el Caribe.

En el verano de 2013 se reportó la llegada de cantidades inusuales de esta macroalga en las costas del Caribe Mexicano, concretamente en Quintana Roo, lo cual, continuó de manera esporádica durante los meses siguientes, hasta que, a finales de 2014, y durante 2015, esta situación se volvió constante. El reciente incremento desmedido del sargazo se debe a diversos factores, entre ellos: el aumento de nutrientes y de la temperatura de las aguas, las corrientes marinas y los vientos, ocasionados en su mayoría por la contaminación a los mares, el calentamiento global y el cambio climático.

En septiembre de 2015 se contabilizaron 2,500 metros cúbicos de sargazo por kilómetro de playa. En 2018 (la base de datos más completa) se juntaron 275,000 metros cúbicos en sólo 6 kilómetros de playa de Puerto Morelos. En 2019 se registraron los mayores niveles de sargazo: solo de mayo a julio se recogieron 38,892 toneladas de algas, de acuerdo con la Secretaría de Marina (Semar). Mientras que en 2020 se acumularon 19,054 toneladas. Hasta el 23 de mayo de este año, la Semar ya había recolectado 10,462 toneladas de esta alga en altamar y en las playas de Quintana Roo.

Científicos e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México han estudiado durante los últimos años el comportamiento, las causas y los efectos negativos del sargazo. Al sargazo se suman la falta de oxígeno, la mala calidad del agua y la producción de sustancias químicas advirtió Brigitta Ine van Tussenbroek, investigadora de la Unidad Académica Sistemas Arrecifales Puerto Morelos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la Universidad Nacional, esto último producto que la creciente contaminación que representa la industria hotelera, la cual, no está exenta de escándalos de corrupción e ilegalidad.

«El sargazo es un indicador de la creciente contaminación y aumenta hasta cien veces los daños ocasionados directamente por la actividad humana en los mares y costas caribeñas, en donde hay asentamientos irregulares y malos tratamientos de aguas negras y grises», considera Tussenbroek.

Esto, evidentemente, representa un riesgo para la industria del turismo en México, ya que la mayoría de turistas que visitan el Caribe Mexicano lo hacen por las aguas turquesas del lugar, las cuales, al encontrarse contaminadas por este agente, pierden su belleza y se vuelve un impedimento para varias actividades turísticas como el nado, snorkel, surfeo, pesca, entre otras cosas. Esto, por consiguiente, representa un duro golpe en la economía, la cual, de por sí, se sigue viendo afectada por el repunte en los casos de Covid-19.

Desde hace años el gobierno ha intentado controlar esta situación desplegando elementos e invirtiendo capital para el combate de esta plaga, sin embargo, han sido los mismos hoteleros, quienes con sus propios recursos han tenido que ir combatiendo este problema con tal de mantener su economía a flote.

Diversas ideas se han puesto sobre la mesa para no sólo combatir el sargazo, sino también para utilizarlo de forma benéfica, por ejemplo: como fertilizantes.

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