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Desde una crítica feminista, el libro “En clave de flor: El deber ser de las señoritas yucatecas ilustradas” de Virginia Carrillo Rodríguez analiza el discurso de la publicación periódica de la “Biblioteca de Señoritas. Lecturas del Hogar” que se publicaba en el siglo XIX.

“Se ha puesto atención a los constructos de género que la razón patriarcal elaboró para las yucatecas ilustradas de una época de cruciales transformaciones sociopolíticas”, resaltó.

Durante la presentación de esta obra, la autora acompañada de la secretaria general de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Celia Rosado Avilés y la directora de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY), María Teresa Mézquita Méndez, detalló los orígenes de este estudio.

Relató que la Biblioteca de Señoritas, valiéndose principalmente de recursos retóricos propios del Romanticismo, produjo una particular narrativa conformada principalmente por poemas no ficcionales como aquellos que correspondían a la actividad periodística que daba cuenta de los sucesos de la interacción social de la élite.

En su turno, Rosado Avilés mencionó que “cuando se lleven el libro se van a llevar la Biblioteca de Señoritas que es un periódico maravilloso que antecede a la Siempreviva, a ese icónico periódico escrito por mujeres, pero la Biblioteca es anterior, es una preparación de estas escritoras que de la mano de otros autores empiezan a trabajar la posibilidad de escribir para mujeres”.

La primera parte de esta obra estudia el discurso del periódico decimonónico de la Biblioteca, del que se incluye la edición facsimilar. Éste se publicó entre septiembre de 1868 y mayo de 1869 en Mérida, cuyo director en jefe fue Darío Mazuera, colombiano que se estableció en Yucatán, al parecer por problemas políticos.

Con él colaboraron en diferentes proyectos figuras de la literatura yucateca como Rita Cetina, Gertrudis Tenorio y Cristina Farfán, a quienes se considera madres del periodismo femenino en el estado.

Un año después de que cerrara “Biblioteca de Señoritas” en mayo de 1870, ellas tres lanzaron el proyecto “La Siempreviva” que incluyó el periódico del mismo nombre, una sociedad literaria y la escuela laica para niñas.

La autora Carrillo Rodríguez añadió que “podríamos aventurar la hipótesis de que se iniciaron en el oficio del periodismo literario con Mazuera y después emprendieron su proyecto colectivo”.

“En este libro se podrán encontrar creaciones de ellas, poemas principalmente”, reveló.

La también profesora investigadora del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales (CEPHCIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), examinó el discurso de la publicación sobre los constructos de género, en donde a las mujeres se les representaba como flores y “los hombres aparecen como seres aéreos, que pueden ser aves, pero también vientos, brisas, huracanes que rodean a las mujeres”.

“El discurso de género es el tradicional heteropatriarcal con tres ejes principales: el recato, la maternidad y el ejercicio de la fe cristiana”, declaró.

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